El Perro Feliz

En marzo de 2013 descubrimos el criadero multirraza El Perro Feliz a través de nuestra colaboradora Mónica Castillo, que se quedó horrorizada cuando aquel hombre y su ostentoso Mercedes pararon a la puerta de su tienda para dejarle un cartel de cachorros en liquidación.

Habíamos visto por internet casos de Puppy Mills en EEUU y de fábricas de cachorros en los países del Este de Europa, pero fue un importante shock cuando conocimos un sitio similar aquí mismo, en Colloto, en el centro de Asturias.

Por aquel entonces nos hicimos cargo, a través de ésta colaboradora y sin revelar nuestra identidad, de algunos de los “descartes” que no resultaban suficientemente productivos/útiles para el negocio.

Paralelamente investigamos la legalidad de un sitio así, descubriendo que, desgraciadamente, si se dispone de núcleo zoológico, libro registro y se identifican los animales con microchip, su bienestar físico y psicológico es absolutamente obviado y parece que nada hay denunciable en que las madres “parideras” se pasan meses encerradas en pequeñas jaulas metálicas teniendo una camada tras otra, un celo tras otro, o que la alimentación sea cortezas de queso y de jamón que el propietario vende en otro de sus negocios. Ni una bola de pienso, ni una mantita, ni un juguete, nada, por no haber, no había ni comederos y la «comida» se acumulaba en el suelo.

El primer perro que nos llegó Willy, nos abrió los ojos sobre la terrible realidad que sufren estos animales, tan acostumbrados a la vida en una jaula, que incluso fuera de ella tenía barreras mentales que le mantenían bloqueado y sin moverse de un mismo espacio reducido, a pesar de estar libre físicamente para poder recorrer toda la habitación.

Cada nuevo animal que nos llegaba de este lugar, nos reafirmaba en la necesidad de ayudar a la totalidad de los perros allí albergados, pero ¿cómo hacerlo?

Entonces se nos ocurrió proponerle que queríamos montar una guardería canina e interesarnos por la posibilidad de comprar la instalación, lo que nos permitió conocer en su totalidad la terrible situación interna. La deteriorada nave, donde vivían parte de estos perrillos, «pobres objetos para el lucro de su propietario», tenía un sistema de limpieza propio de un campo de tortura, daban manguera desde el pasillo, a través de un agujero en la pared de la jaula, con los animales dentro del habitáculo. Para vaciar la fosa séptica, lejos de llamar a una empresa, sacaba el contenido con una bomba que lanzaba los desechos contra los prados. Cada nueva cosa que nos contaba, nos dejaba ojipláticas, con el esfuerzo añadido de fingir en nuestros rostros que todo era normal para que no descubriera quienes éramos.

Lo peor estaba por llegar cuando nos explicó que no le interesaba alquilar, solo vender, porque si iba a «liquidar» todos aquellos perros, con el coste que le suponía, para que a los cuatro días nos fuera mal el negocio y dejáramos de pagar el alquiler, como que no. Así las cosas le propusimos que si comprábamos nos quedaríamos con los perros allí presentes. Todo mientras soportábamos escuchar como alardeaba de haber tenido más de 40 cockers parideras simultaneamente y ser el mayor vendedor de estos lares, haber tenido más de 200 perros simultaneamente en aquellas instalaciones donde con un mínimo de bienestar no podría tener ni la mitad,…

Ante este panorama, adquirir el criadero y liberar de su esclavitud a todos los animales allí albergados, se convirtió en una prioridad. El reto era grande e incluso algunos pueden cuestionarlo, pero cuando se ve algo así, no se puede dejar de buscar la manera de cambiarlo. Transformar una fábrica de cachorros, donde las madres malviven toda su existencia, en un centro de bienestar animal, pionero en la zona en el trato digno, el respeto y el cuidado hacia el mejor amigo del hombre, se convirtió en nuestro leitmotiv. Si nuestro objetivo, tal y como recogían nuestros estatutos era la construcción de un centro piloto que sirviera de ejemplo de buenas prácticas y bienestar animal, que mejor que levantarlo sobre un cementerio de dolor, ejemplo de las peores prácticas y la mayor explotación de nuestros compañeros los perros pensando únicamente en el lucro y sin el más mínimo principio ético y moral.

En su afán de exprimirlos hasta el último euro, hasta el último minuto, en los días antes de la compra, el propietario, repartió anuncios por internet y todos los medios a su alcance para vender a precio de saldo los ejemplares, sin preocuparse ni interesarse por donde iban a ir o que les iba a pasar.

Cuando llegamos 43 animales permanecían en las instalaciones. 43 exclavos liberados que poco a poco van descubriendo lo que es el cariño, las camitas calientes, los paseos, olisquear,… en resumen, vivir.

Video: Operación Happy Dog

Nuestro objetivo siempre ha sido la construcción de un centro que sirva de ejemplo de bienestar animal, que mejor que levantarlo sobre un cementerio de dolor.

3 comentarios en “El Perro Feliz

  1. Vivo en Asturias, 7 meses al año, me gustaría conocer vuestras dirección, para poder visitar vuestras instalaciones y ver de que manera puedo ayudar a mejorar la vida de esos animalitos, quedé completamente consternada leyendo vuestra publicación, voy a intentar que esto lo sepa el mayor número de personas, me encanta ver que hay gente como vosotros, Gracias de alguna manera me habéis alegrado el día

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  2. Nosotros fuimos allí a por nuestro perro. Cuando entramos nos horrorizamos porque aparte de que todo lo que ponen en el artículo es verdad, el lugar tiene ratas. Tendrían que cerrar el lugar y meterles una buena multa. Por suerte nuestro perro encontró un hogar, es muy bueno y cariñoso pero otros no tendrán la misma suerte.

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